Nota importante

Todos los textos tienen autor y pertenecen al sitio www.mariamadrededios.com.ar . Se puede copiar, reproducir y enlazar citando la fuente. Muchas gracias. Dios los bendiga y Santa Maria les sonria. Claudio*

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María, Madre de Dios

¿Has orado hoy por el Papa Francisco?
"Recen por mí". No lo olvides. Ave María...

Madre del Rey solitario

”Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.”

(San Juan 6,12-15)


La gente quería hacerlo Rey porque veían que Jesús, como ningún otro líder de la época, les solucionaba el problema de comida. Habían estado todo el día, y quizá varios días, detrás de Jesús, sin trabajar, sólo escuchándolo, y habían recibido una paga gratuita sin hacer nada …


Hoy también la humanidad es capaz de hacer Rey a cualquiera que le solucione sus problemas de estomago y bolsillo de alguna manera milagrosa. No importa cual manera ni con que medios. Nadie se lo pregunta.(San Juan 19,15) El problema no es cómo lo haya logrado sino que lo ha logrado. ¡Cuantos dicen de tal o cual político “mientras haga obras y de trabajo que importa de donde traiga el dinero”! O cuantos dejan la Iglesia del Rey de Reyes, el único al que sí le correspondía por derecho ser nombrado Rey para ir detrás del fraude del milagro fácil que le de “prosperidad” (San Mateo 24,24) …


Sin embargo Jesús, Rey del Universo, se escapa y se retira otra vez solo a la montaña. No es un Rey que busca los honores del mundo. Es un Rey solitario. No porque quiera estar alejado de sus hijos, sino porque quiere que sus hijos lo encuentren donde le gusta estar. Ni en el terremoto, ni en el trueno del mundo, sino en el murmullo del silencio. (1 Reyes 19,11-13) Pero la gente lo busca en medio de la excitación de sus deseos satisfechos. Porque no entienden que Dios no ha venido a llenarnos el estómago y calmar nuestras ansias de estabilidad económica sino a salvarnos de un enemigo mucho mas peligroso que el hambre o la enfermedad. (San Mateo 10,28)


¿Significa esto que a Dios no le importe nuestro bienestar? No. Sí que le interesa la dignidad de sus hijos. Pero debemos conformarnos con el pan de cada día pues a cada día le basta su afán. Sin embargo, aunque cada día podemos alimentarnos del Verdadero Pan del Cielo (San Juan 6,51) ¡cuantos católicos se han dejado llenar los oídos de aquellos que sólo piensan en su prosperidad económica y que hacen un Rey de su Dios en tanto y en cuanto este les soluciones sus problemas cotidianos! (San Juan 6,66)


Retirémonos con Jesús. Allí en la soledad de nuestro Dios, lejos del mundo que busca sólo los triunfalismos, nos encontraremos con Aquel que tiene Palabras de Vida Eterna. (San Juan 6,67-68) Y allí, en esa soledad, démosle gracias a Dios por todo lo que nos da y por todo lo que no nos da. Los invito a que esta semana sea una semana de agradecimiento y que nos contentemos con pedir sólo lo que El mismo nos enseñó en el Padrenuestro: el Pan de cada día (San Mateo 6,11). Es lícito pedir por nuestras necesidades, pero también es justo dar gracias y es justo que Dios sea Rey aun en nuestras miserias. Que hay miserias más infinitas y escondidas que la pobreza en el fondo de nuestro corazón.


Vayamos con María a encontrar a Jesús en la soledad de la montaña, en el silencio del Sagrario. No lo importunemos con tanto hablar de nosotros y digámosle con María, su servidora: “Señor, te amo. He aquí a tu hijo, el hijo de tu esclava. Hágase en mi según tu Palabra” (cfr. San Lucas 1,38). Pidámosle a María que nos muestre a su Hijo. El está allí, en el silencio sagrado de su Corazón Inmaculado, a donde sólo se puede entrar si somos capaces de silenciar el constante parloteo de nuestro ser …


- Claudio* -


Publicado en www.mariamadrededios.com.ar el Sábado, 25 de Julio de 2009

En la Casa de María


"Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato."

(San Marcos 6, 30-34)


Que lindo han de haber sido esos momentos de intimidad de los Apóstoles con el Señor. Momentos que seguramente serian pocos y muy esporádicos. Porque las personas seguían a Jesús atraídos por su persona, por sus palabras y por sus milagros. Y era tanta la gente que no tenían tiempo ni para comer. Así es la vida de los verdaderos apóstoles del Señor. Que aún teniendo derecho a su diario sustento y descanso, dejan para después a si mismos y se dan al pueblo con celo apostólico, buscando dar de comer primero a tantas almas que andan por el mundo como ovejas sin pastor. ¡Y cuantas hay!


Pero consideremos por un momento ahora las largas conversaciones y contemplaciones de Jesús con María durante la vida oculta del Señor. Allí no había quien los interrumpiera. En lo oculoa de la humilde casa de María nada impedía la dulce comunicación entre el Hijo y la Madre. Allí, en la intimidad y el calor del hogar, las palabras eran pocas y el amor era mucho. El silencio era oración y la oración era contemplación. Ella contemplaba a su Hijo, que crecía en gracia y estatura. Ella miraba al niño y era a Dios a quien veía. Y desde aquellos primeros balbuceos hasta aquellas reflexiones con color a Cielo, todo era Palabra de Dios. Porque todo era Cielo en la Casa de María. Su trajinar oía a Cielo. El olor de las comidas olía a Cielo. El rumor de sus conversaciones sonaba a Cielo. La luz de aquellas velas lucían a Gloria.


Cuando nos sintamos solos, como ovejas sin pastor, acudamos a la Iglesia, que allí está Jesús en el desierto del Sagrario. Allí está Jesús en el retiro de la Casa de María. Allí están los Apóstoles elegidos por el Señor para enseñarnos.


Allí está el Señor en el corazón de su Madre, rodeado del amor y los cariños de María. Retirémonos por un momento a la intimidad de la Sagrada Familia. Olvidémonos del mundo y sus ruidos y contémosle a Jesús de lo que hacemos y enseñamos, no solo de lo que necesitamos. Contemplémoslo con María en la alegría de aquellos encuentros y seamos Uno con Cristo. Sólo en la Casa de María encontramos al Señor. La Iglesia es la Casa de María porque es la Casa en que vive Dios.


- Claudio* -


Publicado originalmente en www.mariamadrededios.com.ar el Sábado, 18 de Julio de 2009 .

Madre del caminante

“Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.”

(San Marcos 6, 8-9)

Normalmente los seres humanos hacemos todo lo contrario. Nos cargamos de muchas cosas para el camino. Y aún para predicar la Buena Nueva nos “preparamos” llevando demasiadas cargas… Y muy pocas cosas nos pide el Señor que llevemos …


Como la Virgen María y San José, aquel día que se pusieron en camino hacia Belén. Con sus pobres pertenencias y solo Dios “a cuestas” … Santa Madre de Dios y nuestra, ayúdanos a despojarnos de las cosas superfluas que en lugar de ayudarnos son un peso que nos retarda.


Que nos apoyemos en el bastón de los Sacramentos que Dios nos ha dado por su única Iglesia y que nos alimentemos con la Eucaristía, el Pan que nos provee la Providencia Divina como viático para este destierro.


Que no nos confiemos en los papeles del dinero y sólo llevemos nuestra Biblia. La Palabra de Dios será nuestra brújula y nuestro mapa.


Que sólo calcemos las sandalias del Señor y de María: pobres pero caminantes en el camino de Dios, las únicas que nos llevarán de manera segura por el camino angosto de los justos y por el único sendero que nos lleva a la vida. Cualquier otro calzado es demasiado grande para el camino de la Cruz y no hacen más que desviarnos a los anchos y peligrosos caminos del mundo …


Y por último, que cuidemos aquella única túnica verdaderamente imprescindible con que Dios nos revistió en el Bautismo: la vestidura de Cristo Crucificado y resucitado. Una sola túnica para todo el camino. No quiere Dios que la vayamos cambiando…


Y es Palabra de Dios asi que no tengamos miedo. El mundo nos quiere llenar de cosas para darnos falsas seguridades porque en realidad el mundo no está seguro de nada y se engaña y nos engaña. Dejemos las mochilas y las cargas que nos dificultan la marcha. Pocas cosas son necesarias. El resto se nos dará por añadidura.


Santa María, Madre Inmaculada del caminante, acompáñanos en nuestro caminar.
- Claudio* -


Publicado originalmente en www.mariamadrededios.com.ar el sábado 11 de julio de 2009.